Organizados, emprendedores, con un gran impulso para hacer que las cosas funcionen y seguro amantes de la cafeína. Son las cualidades que describen a un secretario ejecutivo. Responsables de apoyar a los ejecutivos de alto nivel y la gestión de departamentos enteros. Los secretarios ejecutivos día a día proporcionan soporte administrativo y realizan numerosas tareas.
Dichas responsabilidades abarcan la programación, redacción de correspondencia, envío de correos electrónicos, manejo de visitantes, enrutamiento de llamadas, respuesta a solicitudes, videollamadas y planificación de conferencias. ¡Y eso no es todo!
En la mayoría de las oficinas, los secretarios ejecutivos suelen monitorear el ingreso de ciertos empleados. Además, de entrenar y supervisar a otros trabajadores. ¿Mucho trabajo, verdad? No cabe duda que los secretarios ejecutivos deben ser expertos en muchas tareas y a menudo flotan entre varias en un día determinado. Con frecuencia, estos profesionales tienen acceso a información confidencial. Por ello, es vital que el secretario ejecutivo sea confiable y no comparta información con otros. Aunque su hábitat natural sean los entornos de oficina. También pueden desempeñarse en industrias de atención médica, entornos educativos, servicios científicos, gobierno y más.
Así que si tu meta es convertirte en un secretario ejecutivo, debes tener claro que necesitas ser un amante de las finanzas, la redacción, desarrollar la capacidad de resolver tareas e inconvenientes, buena atención con los clientes y liderar equipos.
Recuerda, todo esfuerzo tiene su recompensa. En algunos casos, un secretario ejecutivo experimentado puede calificar para puestos ejecutivos dentro de una organización o lograr montar su propia empresa. La mayoría de los empleos de secretario ejecutivo requieren de 3 a 5 años de experiencia en el área y un dominio del paquete Office (Word, Excel y PowerPoint). Además, dominar un segundo idioma como el inglés o el francés puede resultar muy beneficioso.
Sin lugar a dudas, el secretario ejecutivo es un profesional multifacético. Su rol no solo lo convierte en la mano derecha de muchas empresas, organizaciones y políticos en todo el mundo. También, es una herramienta esencial para que mucha de estas funcionen de manera correcta y organizada.
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