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Liderazgo el arte de persuadir a la gente para que trabaje hacia un objetivo común.
La falta de valores, los trabajadores intimidados y desprovistos de todo poder, los jefes soberbios, los colegas envidiosos o cualquier otra conducta tóxica en el lugar de trabajo pueden pasar totalmente inadvertidos si permitimos que se hagan habituales pero estos comportamientos tienen costos muy altos en el desempeño que se traducen en resultados pocos satisfactorios, errores y contratiempos y un éxodo de empleados a escenarios más acogedores.

La idea de costo-efectividad de la Inteligencia Emocional es relativamente nueva para las empresas, sin embargo, desconocer sus efectos resulta poco menos que perjudicial para el desempeño de las mismas.

¿Cómo influyen las emociones en mi trabajo?

Las tensiones de la vida moderna, la competencia feroz en el terreno profesional, la presión del reloj, la exigencia de un constante perfeccionamiento profesional, las nuevas tecnologías etc., son situaciones que pueden alterar el estado emocional de la mayoría de los profesionales poniéndolos en situaciones irritantes y de mucho estrés.

Hoy no basta con un alto coeficiente intelectual para triunfar profesionalmente, para competir o para desarrollar una empresa; se requiere un control emocional adecuado, que nos permita tener una interacción armónica en nuestro ambiente laboral: socios, colegas, empleados, proveedores, clientes, etc.

Las facultades de la inteligencia emocional son sinérgicas con las cognitivas; los trabajadores excelentes poseen las dos.

Cuanto más complejo es el trabajo, más importante es la inteligencia emocional, la deficiencia en estas facultades puede dificultar la aplicación de la pericia técnica y el intelecto que se tenga.

Los líderes que demuestran inteligencia emocional están motivados por valores tales como la solidaridad, el respeto por el otro, la honestidad, el afán de superación y sobretodo el logro de metas en equipo. Ellos están decididos a alcanzar sus metas no se focalizan en el dinero y el prestigio.

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El líder es optimista especialmente en épocas duras. Esta motivación le permite lograr grandes metas importantes y conducir a otros en forma positiva.
Estos líderes no ignoran las emociones de otros.

Un líder con actitud positiva siempre muestra empatía por los demás y sabe que en esta capacidad se basa su éxito. Poseen habilidades sociales por ello es que logran construir muchas relaciones interpersonales de calidad.

Los mejores líderes son aquellos que poseen un alto grado de inteligencia emocional. Dado que la inteligencia emocional es una parte de las habilidades del liderazgo, estos líderes inspiran y conducen a aquellos que están a su alrededor.

Un líder en control de sí mismo, es confidente y realista sobre sus fortalezas y oportunidades y utiliza esto para inspirar a otros a su alrededor.

Hoy no basta con un alto coeficiente intelectual para triunfar profesionalmente, para competir o para desarrollar una empresa; se requiere un control emocional adecuado, que nos permita tener una interacción armónica en nuestro ambiente laboral: socios, colegas, empleados, proveedores, clientes, etc.

Cómo conjugar eficiencia con inteligencia emocional

Razone su punto de vista y ofrezca alternativas.
Asuma el riesgo de parecer imperfecto, si se equivoca admítalo.
Dé las gracias siempre y reconozca en los demás el trabajo bien hecho.
Aproveche mejor el tiempo y evite las jornadas maratónicas.
Tome pausas estratégicas cada 30 minutos. Estírate y respira.
Descubra su ritmo natural y evite interrupciones.
Aprenda a trabajar en grupo, no se aísle.
Sepa escuchar. Acepte las críticas y póngase en el lugar del otro.
Practique la empatía de modo regular.
Ejerza influencia sin autoridad. Sea un mentor y al mismo tiempo un ejemplo a imitar.
Comience una crítica por un aspecto positivo. Jamás humille a sus empleados.
Sonría siempre. La sonrisa abre puertas y los buenos modales la mantienen abierta.

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Sin duda alguna, la inteligencia emocional no es una varita mágica, pero si se ignora el ingrediente humano, nada de lo demás funcionará tan bien como debería.

Las empresas cuya gente se siente cómoda y satisfecha con sus labores tienen gran ventaja competitiva.

Mario Benedetti, el gran poeta uruguayo describe, con su hermosa prosa a la inteligencia emocional :

“Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. La gente que tiene tacto.Me gusta la gente que posee sentido de la justicia. A estos los llamo mis amigos”

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