Emprender es una de las decisiones más valientes de cualquier persona a nivel profesional. Las múltiples opciones que nos ofrece el mercado laboral de hoy en día, hacen que la norma sea conseguir un empleo que, finalmente nos termina enterrando en el “Principio de Peter” (principio en el cual una persona alcanza su nivel de incompetencia laboral).
Para emprender hay que tener “corazón de león”. Hay que estar convencido de que la idea de negocio tiene el suficiente potencial para crecer, desarrollarse, sostenerse en el tiempo y consolidarse. ¡Cualquier persona puede emprender! Pero pocos emprendedores se atreven a transformar los modelos ya establecidos.
En la última década Latinoamérica a destacado por las cifras positivas en cuanto al incremento en el número de emprendedores. De hecho, según un informe del Banco Mundial, uno de cada tres trabajadores en la región es autónomo o un pequeño empleador.
Pero… ¿Dónde está el problema? El tema de fondo es que, aunque hay muchos emprendimientos, pocos superan los primeros 12 meses de formación. Los especialistas han definido a este fenómeno como falta de emprendedores “transformacionales”.
Es decir, muchas personas emprenden, pero pocos emprendimientos llegan a un nivel en el que generen puestos de empleo. Muchas personas emprenden, pero pocos de esos emprendimientos llegan a ser conceptos verdaderamente transformadores.
El liderazgo transformacional, según uno de los primeros especialistas que escribió sobre el tema, James Mac Gregor Burns, es un tipo de liderazgo hallado en unos pocos individuos. Su visión y personalidad es capaz de hacer cambiar expectativas, percepciones y motivaciones; para llevar a cabo cambios dentro de una organización.
Este tipo de liderazgo se observa en aquellos líderes que trabajan codo a codo con sus equipos en la consecución de los objetivos. Nadie se detiene hasta que los objetivos son logrados. La motivación, la creatividad y la innovación son claves en esta forma de liderazgo.
Los emprendedores que poseen esta visión son capaces de elaborar planes con objetivos de negocio más claros. Improvisan menos. Se capacitan más. Buscan la ayuda de expertos en los temas que no dominan. Y finalmente obtienen mejores resultados a largo plazo.
Latinoamérica es reconocida como un continente emprendedor. Las cifras de los últimos años así lo comprueban, pero hace falta mayor compromiso para dichos emprendimientos se mantengan en el tiempo. También para que se consoliden y transformen los modelos de negocio que ya hoy son obsoletos.
Así que, si estás recién graduado, o acabas de terminar una carrera corta y la idea del emprendimiento ronda en tu cabeza; trabaja los tres conceptos clave dentro del liderazgo transformacional: motivación, creatividad e innovación. Esta es una buena forma de comenzar.