Todos recordamos cuando ya a fines del 2014 el congreso promulgó la llamada “Ley Pulpín”. En donde se pretendía vulnerar los derechos de manera directa a jóvenes de 18 a 24 años. En esa ocasión los jóvenes procedentes de varias agrupaciones, líderes juveniles y movimientos políticos, entre otros manifestaron su rechazo a dicha ley.
Pues lo que pretendía era reducir a 15 días las vacaciones y el tener una reducida reparación civil en caso de despido. Todo ello tenían como trasfondo una tendencia a la inestabilidad laboral. La Ley Pulpín del 2014 se derrogó gracias a la unión de la población conjunta, quienes presionaron desde diversos ámbitos.
En marzo último se ha propuesto al ejecutivo una nueva reforma al empleo juvenil, ahora denominada “Ley Pulpín 2.0. En esta se amplía la edad (18 a 29 años) y se exonera a las empresas el pago del servicio de EsSalud. Asimismo, se propone un tiempo de permanencia del trabajador en la empresa de seis meses.
En esta nueva versión a diferencia de la ley del 2014, la empresa tendrá que brindar al trabajador todos los beneficios laborales.

Pero, ¿por qué una ley sobre el empleo juvenil?

Esta es una propuesta que busca facilitar la contratación de más jóvenes. Elevando la formalidad de trabajo y crear un espacio para que los trabajadores generen mejores niveles de ingresos.
El MINTRA, Alfonso Grados, manifestó: “debemos buscar un incentivo económico, tributario para la contratación de trabajadores formales (…) para fomentar la empleabilidad de los jóvenes. Hoy en día los jóvenes tienen más de 80% de informalidad laboral y es muy difícil salir de ella”, remarcó durante el foro “Reactivación Industrial”, organizado por el Ministerio de Producción (Produce).
Ante esta nueva ley ciertos miedos resurgen como el despido del personal antiguo, para la contratación de un personal de 18 a 29 años. De esta manera, aumentaría la inestabilidad laboral.
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