En ocasiones muchos profesionales ocasionan conflictos laborales debido al mal hábito de la impuntualidad, no siendo capaces de ver las consecuencias.
Si sufres de este mal hábito, aquí te presentamos algunas desventajas por los que conviene revertir esa situación.
- Desanima y desmotiva: Llegar impuntual siempre suele tener una implicancia sobre el otro, sobre todo en el tema de la confianza, generando la pérdida de interés.
- Mala imagen empresarial y personal: Cuando llegamos tarde nuestro prestigio e imagen se ve dañada. Los otros al ver nuestra actitud nos tratarán como personas irresponsables e incluso puede ser motivo del despido laboral.
- Pérdida de ritmo: Llegar con retraso a una reunión, sobre todo si es de trabajo, ocasionará la pérdida de ritmo, ocasionando fastidio y malestar en el auditorio. De seguro más de una queja se escuchará, pues para que el “tardón” comprenda lo que se está hablando se tendrá que recapitular otra vez.
- Provoca tensiones: si sueles llegar impuntual es probable que más de uno se encuentre tenso, ansioso y lo primero que aparezca no sean los buenos modales.
- Nos hace ser desordenados y deficientes: El ser impuntuales crea una imagen interna, que poco a poco se va incrementando con el pasar del tiempo. Mientras más tiempo pase más difícil será cambiar el hábito.
Por ello, sugerimos organizarse con anticipación, evitar las reuniones seguidas y acostumbrarse a medir el tiempo.
Todos podemos sufrir con un problema vehicular al ir al trabajo o no llegar a un almuerzo porque teníamos bastante trabajo, o algo se salió de control.
Ante estos casos recomendamos dar una llamada de teléfono para alertar que llegaremos tarde.
De tal manera que quien nos está esperando, no se encuentre malhumorado o ansioso. La llamada telefónica es un buen paliativo en estos casos de emergencia.
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